3. Cediendo en el asiento en Japón


El otro día iba en el tren, era mi primer fin de semana en Japón y vi a una señora muy cansada, muy cansada, se iba quedando dormida parada, yo estaba sentado, y me pareció natural cederle el asiento.

Me puse de pie y con mi escaso japonés, le dije: “sumimasen, dozo” mientras señalaba el asiento.

sumimasen es una expresión ampliamente usada en el japones, que vendría a ser como “disculpe” en español.

Dozo literalmente es: “adelante”, como cuando invitamos a alguien a pasar a la casa, o se cede el lugar en una fila, también puede ser como “aquí tiene”, cuando uno está entregando un objeto por mano a otra persona.

La señora se excusó, diciendo que no me preocupara, que estaba bien, pero insistí, esta vez le dije “o negai shimasu”.

En este caso se podría la traducción interpretativa que se podría hacer es como una manera humilde de decir “hágame el favor”.

Para entender un poco más, onegai es la forma honorifica del verbo negau que significa “desear”, mientras que shimasu es la manera del formal del verbo suru que es “hacer”, que se usa para verbos compuestos, por lo tanto literalmente es una forma humilde de expresar un deseo.

Luego de esto, (quizás ante mi insistencia), la señora dio un vistazo rápido a su marido, que se encontraba al lado, y él asintió con la cabeza.

Unas pocas estaciones después se desocupó el asiento del lado, y la señora me dijo que por favor me sentara, nuevamente con mi japonés tarzanesco y mal pronunciado le dije: “Tsugi no eki, yamero”, lo cual con un poco de voluntad de parte de mi interlocutor se podría llegar a entender como “me bajo en la siguiente estación” (lit. dice “siguiente estación, parada”) y esta vez se sentó el marido.

Así llegamos al final de mi recorrido y cuando me fui a bajar, vi que el matrimonio se deshacía en reverencias hacia mí.

La mayoría de ustedes no debe estar interesado en las lecciones de japonés de allá arriba, pero era un contexto necesario para que traten de entender la carga que puede tener cada una de esas frases (yo mismo no lo tengo tan claro) y también para que intenten comprender la sensación final que me quedo dando vueltas.

Cuando me iba caminando para la casa,  tenía un sentimiento extraño, como de pesar. Fue un poco chocante para mí, que no estoy acostumbrado a esta cultura, ver todas esas inclinaciones de cabeza y la expresión afligida en el rostro de la pareja. Me cuestiono si hice bien en darle el asiento, me dejaron con la impresión que más que un favor lo que hice fue generarles una deuda de gratitud hacia un completo extraño, quizás les avergoncé.

Con el paso de los días seguí pensando en ello y me la impresión que acá la condescendencia se considera un agravio.

Imagen solamente refencial, sacada de japantimes


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